El fútbol se ha convertido en un fenómeno de masas. Nos guste o no, hay pocos eventos en el mundo que puedan aglutinar la cantidad de gente que va a los estadios o ve los partidos por la televisión. Los datos del último Mundial de Rusia así lo certifican. La audiencia media de la selección española, en los 31 partidos disputados desde 1994 en los mundiales de fútbol, alcanza los 11,2 millones de espectadores y el 72,6% de cuota de pantalla, según el informe ‘La Audiencia de los Mundiales de Fútbol’, elaborado por Barlovento Comunicación en base a datos Kantar Media.
Está claro que no hay que perderle detalle. ¿Y cómo puede ayudar o perjudicar el fútbol al medio ambiente? Pues de muchas maneras.
En el Nou Camp, el campo del FC Barcelona, desde hace unos años se hace un gesto muy beneficioso. En la zona de restauración existe un gran número de papeleras para que el público asistente pueda depositar los residuos. Sin embargo, junto a las escaleras de las bocas de acceso, y merced a un acuerdo de colaboración entre Ecoembes y el Fútbol Club Barcelona, se hayan dispuestas unas papeleras diferentes caracterizadas con el color amarillo que identifica a la recogida selectiva de los envases de plástico, latas y briks. Unas papeleras en las que buena parte del público asistente ha esperado a depositar sus envases vacíos.
Football for the Planet
Desde 2006 la FIFA lanzó su programa medioambiental «Football for the Planet», que ofrece alternativas para evitar acciones que atenten contra el medio ambiente. La más importante hasta ahora ha sido la implementación de paneles solares en las cubiertas de los estadios que sirvieron de escenarios para el Mundial de Brasil 2014.
También se reguló el manejo de residuos en colaboración con las cooperativas locales de Brasil que promovieron el reciclaje durante el pasado Mundial. Todas estas iniciativas disminuyen los gastos económicos de los clubes o las Federaciones.
Estadios ejemplares
Estadio Aviva en Irlanda: Se construyó en 2010 y cuenta con un sistema que permite recolectar el agua de la lluvia para reutilizarla, su estructura externa es transparente y permite que se filtre la luz solar para disminuir el consumo eléctrico dentro del estadio.
Amsterdam Arena: El estadio donde juega el Ajax tiene 4.200 paneles solares en el techo que sirven para iluminar la cancha en horarios nocturnos, el equipo holandés apuesta por la energía renovable.
Estadio Nacional Mané Garrincha: Este estadio ubicado en Brasilia cuenta con un sistema fotovoltaico (transforma la energía solar en eléctrica) que evita el consumo de corriente.
Como es lógico, no todo es bueno. A pesar de que el fútbol es un deporte con gran apoyo a nivel mundial, este no aporta mucho bienestar a nuestro planeta al igual que cualquier actividad que se realice en la Tierra, sin embargo, esta tiene mucho impacto en el medio ambiente. Un ejemplo de ello lo tuvimos con el Mundial de Sudáfrica, en donde 2.700.000 toneladas de dióxido de carbono fueron emitidas tan sólo en el mes en donde se celebró el evento.
Luego hay que pensar que la ropa deportiva más moderna está hecha de materiales sintéticos livianos, típicamente poliéster, y como el poliéster es un tipo de plástico PET, la principal materia prima en los uniformes de futbol se obtiene del petróleo. Sin embargo, ya las marcas deportivas también han dado una mano en cuanto a la conservación del planeta. La camiseta que utilizó Brasil para el Mundial 2010 fue hecha con botellas de plástico recicladas y procesadas en poliéster. Los propios jugadores también se han mentalizado de este problema. Ahora puedes encontrar botas de fútbol en la web de Marians Sports que están hechas con productos ecológicos. El Real Madrid también se unió a la iniciativa junto a la ONG Parley for the Oceans y la marca de su ropa deportiva Adidas, diseñó una camiseta con material reciclado del océano.
Me quedo con la sensación de que de manera sencilla estamos avanzando hacia un modelo de sociedad que facilita cada vez más la participación ciudadana en la mejora del medio ambiente, como lo demuestra que hoy en día podamos reciclar en los estadios de futbol a los que acude tanta gente. Y es que el fútbol puede convertirse en el gran aliado del medio ambiente.