España es un país en el que la apuesta por las energías renovables ha sido quizá algo intermitente en sus inicios pero bastante importante en la actualidad. En efecto, los sucesivos gobiernos han ido comprendiendo la necesidad de preservar los recursos naturales y apostar por el reciclaje de todo tipo de productos y energías. Ahora, esta partida es ineludible en cada debate sobre los Presupuestos Generales del Estado y el asunto tiene una importancia cada vez mayor para los ciudadanos.
Nuestro país ha sido una potencia en lo relativo, por ejemplo, a la energía eólica. La cantidad de parques eólicos que España puso en funcionamiento en los años 2000 e incluso durante la década anterior nos puso a la vanguardia en lo referente a este tipo de energía renovable. Sin embargo, nuestro país no se ha quedado ahí y ya ha copiado, en la medida de sus posibilidades, los modelos sostenibles de países como Alemania, Suecia o Dinamarca, mucho más metidos en este asunto.
El resultado de esa copia ya se está dejando notar en España. En efecto, en este país ya empiezan a ser habituales los edificios sostenibles y ecoeficientes. Cada vez son más las comunidades de vecinos o los lugares públicos que cuentan con placas solares, con luces LED o con diversos materiales que ayudan a proteger de una manera o de otra a nuestro medio ambiente. Aunque vamos despacio en este asunto, estamos empezando a contribuir de un modo importante a la causa. Y eso es motivo de elogio.
El diario La Nueva España publicó un artículo en junio de 2016 en el que hacía un análisis de la sostenibilidad que aporta el disponer de edificios ecoeficientes. Según el artículo, disponer de este tipo de edificios implica conseguir mucho más que ahorro energético. Y es que ahorro energético es lo mismo que ahorro económico. Con la reducción en el consumo de energía, nuestro bolsillo estará capacitado para atender a otra serie de necesidades que quizá ahora no disponen de la atención suficiente.
Por todos es sabido que los lugares públicos ya han adoptado esa cultura de mejorar sus instalaciones con el objetivo de reducir al mínimo su consumo energético. Ayuntamientos, casas de la cultura, ministerios, consejerías, colegios, bibliotecas, hospitales… cuentan ya con esa tecnología que tan necesaria es para la sociedad. Pero hay un tipo de edificios que poco a poco se ha ido adaptando a este tipo de necesidades pero que ha pasado prácticamente desapercibido: hablamos de las residencias de ancianos. Los profesionales de Sanvital han destacado que, dentro del sector, cada vez existe una mayor concienciación en lo relativo al cuidado de nuestro entorno.
Los ancianos también se muestran preocupados
Puede parecer que los ancianos sean, quizá, los que menos preocupación parecen tener por los temas de índole más social. El prototipo que maneja la sociedad de sus mayores es el de una persona que única y exclusivamente se preocupa por su familia y por sus amistades, dejando de lado todo lo demás. Y esta visión está incompleta. Nuestros mayores, a pesar de que está comprobado que, como apuntó el diario Expansión, envejecen bastante mal, también están preocupados por los temas que tienen relación con el medio ambiente y la sostenibilidad.
La explicación es bastante sencilla. Los ancianos son las personas que más capacitadas están para transmitirnos a todos cómo ha variado la sociedad en las últimas décadas. Ellos han vivido de primera mano el cambio climático y han asistido a la continua pérdida de recursos naturales que la sociedad contemporánea ha propiciado. Tienen razones más que de sobra para estar preocupados y así lo demuestran en un montón de casos. Por mucho que haya gente que no se lo crea.
Lo de estos ancianos es un gesto de solidaridad tremendo. Ellos, que en muchos casos defienden la incorporación de nuevas formas de hacer más eficientes nuestros edificios, quizá no asistan a los beneficios que puedan producir esas tecnologías dentro de algunos años. Quizá no tengan el privilegio de conocer de primera mano una sociedad 100% ecoeficiente. Pero son ellos y ellas los que saben mejor que nadie que ese es el mejor legado que nos pueden dejar a sus hijos y a sus nietos.