El cuidado del entorno en el que vivimos y el de nuestro planeta depende de un buen abanico de cuestiones. En la actualidad, dos son los factores en los que se viene trabajando con una mayor amplitud y que están siendo desarrollados por parte de todas las administraciones públicas: la reducción de la emisión de gases tóxicos a nuestra atmósfera y, por otro lado, en el aumento del número de personas y organizaciones que apuesten por el reciclaje. Son dos objetivos loables, compatibles y muy beneficiosos para nuestra Tierra.
La ley ha sido el principal instrumento que han utilizado las principales administraciones para hacer valer su autoridad en esta materia. Ya sea tanto para la reducción de emisiones o para obligar a reciclar, los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y el Estado han invertido una buena cantidad de dinero en hacer publicidad social, que permita que los ciudadanos sean conscientes del gran perjuicio que se provoca en nuestro entorno día a día con la emisión de una gran cantidad de contaminación.
Pero no todo está resultando sencillo. Basta con recordar uno de los datos que publicaba el diario El País en su página web en septiembre de 2014 y que aseguraba que, en la Comunidad de Madrid, el 72’9% de la basura que se generaba no se reciclaba y terminaba en los vertederos. Es un dato, cuanto menos, preocupante y que nos debe hacer reflexionar de un modo muy grande a todos, porque somos todos, en mayor o menor medida, los culpables de esta situación.
No hablamos solamente de basura en el sentido estricto de la palabra. Lo hacemos también de cualquier tipo de producto que queda obsoleto o que simplemente deja de valer para ser vendido. En este caso tenemos un ejemplo de que las cosas no se están realizando como deberían. Según un artículo publicado en El Economista el pasado mes de octubre, la industria textil sólo recicla el 20% de la ropa que produce, un dato que es demoledor y que deja entrever que el margen de mejora que tenemos en nuestro país en materia de reciclaje es muy grande.
El reciclaje, por otra parte, es un asunto que está asociado de un modo directo con la limpieza. A fin de cuentas, para que en una entidad se pueda reciclar es imprescindible que haya un orden, una limpieza, una organización perfecta. Por otra parte, para mantener limpio nuestro entorno es de vital importancia reciclar. Esta asociación entre una cosa y otra es la que defiende una entidad como Stocknet del Vallès, una de las entidades que, a nivel nacional, más contacto tienen con estos dos ámbitos.
Una labor de todos
Si hay un ámbito en el que el esfuerzo colectivo juega un papel fundamental dentro de la sociedad, ese es en el referido al cuidado de nuestro entorno. La negativa de unos a colaborar con esta labor implica la nulidad del trabajo y del esfuerzo de los otros y la inexistencia ni tan siquiera de un pequeño beneficio para nuestra Tierra. Trabajar juntos, codo con codo, en la mejora de nuestro entorno es tan importante en los tiempos que corren como cualquier otro asunto de seguridad nacional.
Los efectos de todo esto ya los hemos comenzado a ver desde hace algunos años. El deshielo que se está produciendo en los polos, las campanas de humo y contaminación que existen sobre las grandes ciudades y las cantidades de humo que se desprenden de las chimeneas de las fábricas de nuestro país hacen que cada vez nuestro entorno esté más deteriorado, sin que podamos hacer algo al respecto de manera individual. Y lo peor de todo es que esta situación no es solo propia de España. En otros países están en la misma situación, e incluso en una peor. Valga como ejemplo el caso de Alemania, el de Francia, el del Reino Unido, el de Estados Unidos…
No nos queda otra alternativa que la de comenzar a cuidar nuestro entorno. La alternativa no podemos ni siquiera imaginarla y, a buen seguro, no nos va a gustar. El mundo puede cambiar de un modo radical si no lo hacemos… y no para bien. Y lo puede hacer de un modo mucho más rápido que el que nos podemos llegar a imaginar. Es la hora. Es nuestra hora, la de nuestro planeta y las de todos los que lo habitamos.