Los perros son divertidos. Son fieles. Son nuestros amigos y cada uno de ellos, es único y especial. La serenidad que te aporta un perro y todo lo que te da no puedes encontrarlo en otro congénere humano. El vínculo que nace entre un perro y su amigo humano, no se puede explicar con palabras. Es algo que se siente y se hace más fuerte cada día. Incluso cuando ya no están con nosotros, esa marca indeleble, nos ayuda a seguir adelante, pues su recuerdo, es nuestra compañía.
No hay que olvidar, que a veces se nos olvida, que nuestros peludos amigos, necesitan atención veterinaria de forma periódica. Este hecho no es una obligación, es una responsabilidad que tenemos para con ellos. Por eso es tan importante contar con un buen veterinario como los profesionales de este hospital veterinario en A Coruña, Naya Clínica Veterinaria, amantes de los animales que ponen a tu disposición todos los conocimientos necesarios para que nuestros peludos, gocen de buena salud.
Aunque a veces acudir al veterinario pueda resultar angustioso porque nuestro peludo lo pasa mal, no hay que olvidar que es por su bien. Aunque afortunadamente la mayoría de las visitas sean rutinarias y para la vacunación, cada vez es más fácil encontrar veterinarios especialistas, como ocurre con la medicina humana. Los perretes, como seres vivos que son, padecen enfermedades de todo tipo, equiparables a las que sufrimos los humanetes, por lo que requieren cuidados específicos para cada patología. Gracias a los cuales, nuestros amigos pueden prolongar sus años de existencia, acompañarnos en la nuestra y gozar de una mejor calidad de vida.
A los amantes de los perros que ya hemos compartido nuestra vida con ellos, se nos olvida, pese a la experiencia, como debe ser la llegada de un peludo a nuestra vida. Como hacer que se adapte a nosotros y nosotros a ellos, cuestiones de educación o cosas varias, parecen nuevas con la llegada de un peludo a nuestras vidas. Da igual que ya se haya pasado por ello una o mil veces. Es fácil olvidarse de ciertos momentos, como esos “lloriqueos” del cachorro, los pipis por la casa, las horas de paseo intempestivas… aspectos cotidianos que con los años, se convierten en rutina o desaparecen para dar paso a otras situaciones.
Por esta razón y no otra, para recordar o compartir con los noveles en la experiencia algunas pautas a seguir, cuando se lleva un peludo a casa, este post. Aunque cada perro es un mundo y cada humano otro, algunos puntos básicos pueden ayudar a que el inicio de esa convivencia sea, todavía, más memorable y no una pesadilla.
El perro en casa
Un cachorrito es lo más. Como un juguete al que achuchar y llevar a todas partes, pero que en realidad, no es un juguete si no un ser vivo autónomo que solo necesita unos cuidados. A veces, por no decir siempre, se nos olvida que cuando adoptamos un cachorro, lo estamos apartando de su pequeño mundo, de su camada, de su madre, de sus hermanos. No parece que para ellos resulte especialmente traumático este hecho, pero aun así, hay que ser prudentes. La mejor edad para llevar al cachorro a casa humana, es cuando ya cuenta con ocho o diez semanas. En ese momento, debería haber sido destetado y adquirido las primeras habilidades sociales.
No podemos olvidar que para los perros el tiempo se mide diferente y esas semanas son cruciales para su aprendizaje, por lo que sacarlo de la camada antes, no es bueno para ellos ya que podría afectar a su futuro bienestar, tanto a nivel físico como emocional.
Una vez que has decidido dar ese paso y llevar un cachorrote a casa, la mejor manera de hacerlo es recogerlo cuando dispongas del tiempo libre necesario para estar en casa con él y cuidarlo como merece. Que la casa este tranquila y haya pocas visitas durante los primeros días es esencial para que el cachorro se adapte de forma gradual y sin demasiado estrés. Una buena idea es recogerlo por la mañana y aprovechar el día para que se acostumbre a ese nuevo entorno en el que todo es nuevo y vaya a dormir tras un día agotador, en la que será su nueva cama.
Aunque pueda parecer una cuestión inane, plantearse si se está preparado para el evento, es bastante relevante. Hay que procurar que el nuevo miembro de la familia, se sienta cómodo y feliz a su llegada. Disponer de todo lo necesario para sus cuidados es elemental: comederos, cama, cepillo, comida adecuada… Además de haber construido un espacio para él, donde disponga de lo necesario y sepa que es su sitio.
Vas a llevar un nuevo miembro a casa y lo mejor, es conocerlo todo lo posible. Pese a su corta vida, el criador, debe proporcionarte toda la información necesaria para conocer a tu cachorro y hacer que se acostumbre rápidamente a su nueva a vida, así como mantenerlo en perfecto estado de salud. Antes de llevarte a tu peludito a casa y achucharle como si no hubiera mañana, plantéale estas preguntas y todas las que se te ocurran al criador:
- Si está totalmente destetado.
- La comida que se le da y los horarios.
- Si ha comenzado el entrenamiento para hacer sus necesidades.
- Cuáles son sus rutinas.
- Revisiones veterinarias y problemas de salud, vacunación y desparasitación.
- Si lleva chip.
- Experiencias sociales, temperamento y personalidad de los padres.
Evidentemente, hay que llevar una serie de elementos a la recogida. No puedes olvidar la correa y el collar o arnés, una manta o juguete que debes dejar a la madre para que coja su olor y posteriormente ayude al cachorro a mantener la calma. Agua, premios y bolsas para sus excrementos y artículos de limpieza por si se produce un accidente. El transportín de tamaño adecuado es fundamental para llevarlo en el coche.
Llegado el momento de meter al cachorro en el coche o medio de transporte del que se disponga, hay que ser conscientes de que se trata de su primera incursión en el exterior y en el medio, por lo que es fundamental hacer que la experiencia sea grata, cómoda y relajada para el can, pues así se evitará que en los futuros viajes se ponga nervioso e inquieto.
Los primeros días
La recogida y llevar al nuevo amigo a casa, ese primer contacto es algo para recordar. Pero a partir de ahí, la responsabilidad debe estar siempre presente. Los primeros días y semanas con el cachorro son emocionantes sin duda alguna, pero también pueden ser y en según que momentos, lo será, momentos de estrés para ambos.
Durante el primer día de su llegada, hay que evitar situaciones de estrés más allá de la evidente. Para ti esa alegría de tener cachorro no es igual que para el que se adentra en un mundo nuevo. La emoción y el estrés, unido al trauma de la separación, son demasiado para que además, su llegada a casa se convierta en un espectáculo, Tranquilidad y calma es lo que necesita para adaptarse.
Nada más llegar a su nuevo hogar, asegúrate de sacarle al exterior, si hay jardín, mejor que mejor, si no a la calle, para que haga sus necesidades, si lo hace, ¡premio! Empieza la educación en positivo. Ya dentro de la casa, déjale explorar en una zona segura. Así se familiariza con el entorno, pero siempre bajo tu supervisión y dejando que sea el quien se acerque a ti cuando lo desee y no al revés, para evitar agobios.
Es momento de mostrar su cama. Colocar algo tuyo en ella para que detecte tu olor y se sienta cómodo y junto a la manta o juguete que tuvo la madre, propiciaran su calma.
A la hora de dormir, si el cachorro se queja y sospechas que tiene que hacer sus necesidades, llévale al lugar indicado para ello. Si solo es miedo, calmarle con la voz sin tocarlos es la mejor manera de evitar que adquieran un comportamiento de búsqueda de atención. No conviene ignorarlos, basta con hablarles para que sepan que estás ahí.
Planificar la rutina diaria, las horas de paseo, las comidas, el juego… es algo que debes establecer desde el primer momento. A los perros, les gusta saber cual va a ser su rutina. Están hechos para la costumbre y necesitan saber las pautas que va a seguir. Esto es algo que aprenderás en el día a día con tu perro. Pero para empezar, establece esas pautas y hazlo desde el principio para que los dos os adaptéis a la nueva rutina.
Los primeros días pueden ser idílicos o una pesadilla. Cabe esperar que nuestro cachorro sea rebelde, quiera jugar a todas horas, mordisquee, se haga sus necesidades en cualquier lugar… Esto es justo lo que se nos olvida cuando ya hemos tenido perro o lo que ignoramos cuando queremos tener uno. Hay que enseñarlos y aprender con ellos.
En este punto, es esencial que todo lo que haga, son cosas de perro y como cosas de perro, debes aceptarlas, comprenderlas y corregirlas cuando sus conductas sean inapropiadas. Toda una aventura y experiencia que los humanos, deben pasar al menos, una vez en la vida.