Reciclando motores

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Cuando yo digo que este mundo no funciona lo digo por algo, y es que cada vez veo más cosas contradictorias. Por un lado nos dicen que hay que reciclar, cuanto más mejor, para no tener necesidad de crear nuevos productos con nuevos materiales o, si no podemos reciclar el producto en sí, al menos que los materiales con los que se fabrica el nuevo sean reciclados. Tiene lógica ¿verdad? Pero, entonces… ¿por qué se empeñan en asustar a la población con que para “x” año todos los vehículos de gasolina o diesel deben desaparecer y ser todos eléctricos? Si reciclamos y reciclamos eso será inviable.

Pensemos en una familia media cuyo vehículo pasa a “mejor vida” y han de pensar en alguna solución, económica, que evite tener que hacer auto-stop. Para algunos la opción del transporte público es viable, económica y medioambiental, pero hay otros que no pueden depender de horario o líneas de autobuses, metros o cercanías inexistentes. No todos podemos llegar al trabajo en transporte público, así que si quieren que dependamos de él, antes han de mejorar muchísimas cosas. Dicho esto tenemos tres opciones: reparar como sea el vehículo viejo, comprar un vehículo de segunda mano, o comprar uno nuevo. Si descartamos esta última opción por eso de que no recicla y es más cara, nos quedan dos que, supuestamente, son las más económicas.

Arreglando el viejo coche

Cuando hablamos de una pequeña reparación no hay problema ninguno. Normalmente todos tenemos un margen en el banco que nos permite arreglar el coche estropeado, pero cuando hablamos de algo importante la cosa cambia. A veces, ni siquiera merece la pena el arreglo en cuestión y por eso optamos por comprar uno nuevo o de segunda mano, pero… ¿y si pudiéramos dejar nuestro coche viejo como nuevo con un gasto inferior al de la compra de otro? Aunque no os lo creáis es posible, con un motor reconstruido. Motores Reconstruidos Hia es una de las empresas del sector más conocidas en España, importan motores reconstruidos y culatas para furgonetas y turismos.

El motor reconstruido es, casi siempre, incluso mejor que el motor original, puesto que se eliminan las piezas que tienen peor funcionamiento para sustituirlas por otras en perfecto estado e incluso que dan mejores resultados. Además, como pasan por las manos de técnicos especialistas que no dejan nada al azar, lo que acabamos comprando es un motor que está como nuevo, o mejor que nuevo, con una garantía mayor.

Ahora bien, lógicamente, un motor reconstruido para un vehículo que ya tiene ciertos años no será, ni por asomo, eléctrico.

Comprando un vehículo de segunda mano

La segunda opción es comprar un coche de segunda mano. Muchos españoles recurrirnos a la compra-venta para poder adquirir un vehículo que se encuentre en mejores condiciones que el nuestro sin tener que ahogarnos económicamente. Podríamos decir que es una manera de reciclar un vehículo que otra persona ya no usa y, por ende, es fácil que tenga unos años ya a sus espaldas: tampoco será un vehículo eléctrico.

En Mouronte, un concesionario especializado en vehículos de segunda mano, sí cuentan con algún que otro modelo eléctrico pero reconocen que lo más lógico es encontrar coches de gasóleo o gasolina, puesto que son los que más abundan en el mercado.

Eso significa que, casi con total seguridad, si compramos un vehículo de segunda mano no estaremos comprando un vehículo eléctrico lo que me lleva a pensar que si seguimos por la línea del reciclaje será casi imposible que en un periodo de tiempo relativamente corto consigamos que la mayoría de los vehículos que circulen por nuestras ciudades sean eléctricos.

Lógico, ¿verdad? Y esto me lleva plantearme la siguiente cuestión: cuando llegue el año marcado en el calendario como el año del fin de los carburantes contaminantes, ¿qué estaremos obligados a hacer los ciudadanos? Porque si se pretende que todos tiren su vehículo a la basura para comprar uno nuevo con cero emisiones estaríamos desechando una cantidad de material de chatarra que el planeta jamás podría soportar, probablemente estaríamos contaminando más que circulando con dichos vehículos (eso por no hablar del gasto económico que supondría para las familias). A no ser, claro está, que todas y cada una de las piezas que tiene un coche sean susceptibles de ser utilizadas en otros productos y en un corto espacio de tiempo… cosa que dudo mucho.

Al final es la pescadilla que se muerde la cola… ¿reciclamos o cambiamos a productos más modernos y menos contaminantes? Tal vez los expertos deberían definir mejor las posibles soluciones.

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