Dientes de tiza

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Cuando somos niños, a todos nos encanta la tiza. Esa barrita de yeso, color grisáceo o blanco, entre otros colores, que utilizaban los maestros para escribir en las pizarras de la escuela. Coger una tiza, implicaba que tus dedos, se llenaran de ese polvo blanquecino que desprendían. De  hecho de no ser fácilmente desprendible, difícilmente, cumplirían con su misión. La tiza gustaba, fácil de limpiar pese a desprender tanto polvo y desmenuzarse fácilmente. Una vez el maestro terminaba sus notas, un borrador la eliminaba rápidamente. Si recordamos esa textura, porosa, débil y fácilmente destructible, entenderemos, lo que les sucede a los llamados dientes de tiza por los dentistas.

Profesionales de la talla de Tot Dental, odontólogos con una larga trayectoria, nos han explicado con más detenimiento, en que consiste este problema de salud bucodental que, afecta cada vez en mayor medida, a los niños de entre seis y doce años de edad.

Dentro de las posibles causas que preceden a la aparición de esta patología, se encuentran el abuso de antibióticos y la mineralización envenenamiento. Las últimas investigaciones, señalan que los fallos existentes en el endurecimiento del esmalte, se asocian con la exposición, durante el desarrollo del mismo, a la albúmina sérica. Esta proteína, derivada de la sangre, envenena el crecimiento de los cristales minerales que hacen posible que el esmalte, se endurezca de forma adecuada.

Según los expertos que han llevado a cabo dichas investigaciones, gracias al reconocimiento de esta posible causa, en un futuro, podrían eliminarse la mitad de las caries que padecen los pequeños.

Hipomineralización molar

Su nombre médico resulta más inquietante que el coloquial por el que es conocido. La hipomineralización molar, dientes calcáreos o dientes de tiza, es una afección que afecta mayormente a los dientes posteriores de uno de cada cinco niños en todo el planeta. El resultado de esta patología, son caries y fuertes dolores de muelas. Para su mejor manejo y prevención, es fundamental alcanzar una buena comprensión etiológica sobre la patología.

Tras cien años de investigación en lo relativo a la causa y patogenia de las manchas calcáreas del esmalte, esas opacidades que se marcan en los dientes, siguen sin estar muy claras. En apariencia, los dientes de tiza, se generan debido a una enfermedad temprana durante la infancia. Justo en el momento en el que los dientes afectados, están en proceso de formación y endurecimiento dentro de la mandíbula.

En la actualidad, los más recientes estudios bioquímicos realizados al respecto, han proporcionado una información que supone un gran avance en la patología. Este estudio es capaz de explicar varias de las características que presentan las opacidades calcáreas. Debido al retraso existente entre el inicio de la enfermedad y su desarrollo y la erupción de los dientes defectuosos, suponía una barrera que dificultaba, notablemente, el estudio y detección de esas características y sus posibles causas.

La denominación que se propone al mecanismo patológico es envenenamiento por mineralización. Esto implica la exposición localizada del esmalte, aun inmaduro, a la albúmina sérica. Esta proteína, se une a los cristales minerales que forman el esmalte bloqueando su crecimiento. Este bloqueo, da lugar a las opacidades calcáreas con bordes definidos.

A razón de las propiedades clínicas y el contenido en amelogenina (proteína implicada directamente en el desarrollo del esmalte), estos defectos de hipomineralización se dividen en hipomaduración e hipocalcificación.

Durante el proceso de endurecimiento del esmalte, esta proteína, se elimina completamente para dar paso a una matriz de cristales minerales. Los defectos de hipomaduración, cuentan con cantidades anómalas y elevadas de amelogenina residual. Esto, explica la incapacidad existente en el diente para que el esmalte se endurezca con normalidad. En los casos en los que el defecto es hipocalcífico, no se encuentran niveles elevados de dicha proteína.

En el estudio del defecto de hipocalcificación, solamente se hayan rastros de amelogenina que definen las opacidades calcáreas y descartan un mecanismo de hipomaduración.

La evidencia de que la albúmina y no la amelogenina, queda atrapada abundantemente en las opacidades y no en el esmalte normal, constituye la base del modelo de envenenamiento por mineralización. Este modelo, involucra, hipotéticamente, dos elementos mecánicos que conducen al bloqueo del endurecimiento del esmalte por la albúmina atrapada.

En este punto, se consideran tres posibles aspectos patológicos de este modelo:

  • La albúmina sobrevive en el endurecimiento, la amelogenina no.
  • La albúmina bloquea el crecimiento de los cristales de forma permanente pero no incompleta.
  • La albúmina queda atrapada por la formación posterior del esmalte superficial.

A diferencia de lo que se creía hasta ahora, el modelo de envenenamiento por mineralización cuenta con dos aspectos diferenciadores. El primero de ellos, la patología final, involucra directamente a la albúmina extracelular y no a los ameloblastos dañados.  El segundo, la vinculación directa existente con el líquido extracelular, explica de manera más sencilla las variadas características que muestran las citadas opacidades calcáreas.

Para que nos entendamos

En resumen, los dientes de tiza, aparecen cuando el esmalte en su fase de desarrollo, se encuentra contaminado por la albúmina. Esta proteína se encuentra tanto en el torrente sanguíneo, como en el líquido tisular que envuelve los dientes en desarrollo. Las enfermedades infantiles, se convierten en el factor desencadenante de esa contaminación.

A diferencia de lo que se creía hasta la fecha, se trata de un problema localizado que no afecta a toda la dentición. El efecto de la albúmina sucede, cuando esta se filtra en los puntos débiles y se une a esos cristales, bloqueando su crecimiento y el correcto endurecimiento del esmalte.

Ahora solo queda determinar las posibles causas subyacentes específicas, como pueden ser los factores ambientales o patógenos. Contando con esta información, dentistas y profesionales de la salud infantil podrán estar más atentos a la aparición de dicha patología y actuar en consecuencia.

La incidencia de esta patología, se da en niños de entre seis y doce años, aunque el problema, ya este ahí desde antes. Según los expertos, pese a su incidencia, es fácil de diagnosticar y los tratamientos con flúor y el sellado de piezas afectadas para reforzarlas, ofrece buenos resultados.

 

 

 

 

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