Por desgracia, muchos de nosotros conocemos bien lo que es la ansiedad: esa voz interna que no se calla, esa presión en el pecho que no te deja respirar, ese pensar constante en el “¿y si…?” que te roba las fuerzas, y en general, algo que te hace sentir mal constantemente. Sin embargo, hay que mirar más allá y verlo todo con perspectiva, y para sentirnos mejor es importante reconocer que la ansiedad también es una señal de que algo dentro de nosotros está pidiendo auto cuidado.
Pero, ¿Cómo podemos auto cuidarnos de algo como la ansiedad? ¿Debemos suprimirla sin más? Los expertos nos aconsejan que no: en lugar de eso, argumentan que debemos comprenderla y acompañarla desde otro punto de vista, y una de las mejores formas de hacerlo es a través de la terapia holística, que no sólo cura el síntoma, sino que también miran el cuerpo, la mente y el alma como un conjunto que necesita equilibrio.
¿Qué son las terapias holísticas, cuáles hay y cómo pueden curar nuestra ansiedad? Lo veremos a continuación.
La mirada holística: sanar desde dentro.
Antes de entrar en cada terapia, vale la pena pararse un momento y entender qué significa exactamente una visión o terapia holística:
Si buscamos su origen etimológico, entenderemos que la palabra holística proviene del griego «holos», que significa «todo»; por tanto, un enfoque holístico se centra en considerar algo como un todo, en lugar de analizar sus partes por separado. Para ello, se centra en observar cómo interactúan los pensamientos, emociones, cuerpo físico, entorno y energía, por ejemplo, si sientes presión en el pecho, una terapia holística no se centrará en relajarte sin más; más bien buscará qué te lo está provocando. ¿Es una creencia, un miedo, o una situación no resuelta? Se sabrá mediante la terapia.
Esta es la gran diferencia si la comparamos con otros métodos más directos o farmacológicos, ya que aquí no se tapa la alarma, se escucha, lo cual es ideal para la ansiedad, ya que muchas veces, la ansiedad no es más que una forma que tiene el cuerpo de pedir atención.
Tipos de terapias holísticas.
Cada terapia tiene una esencia distinta, y no todas funcionan igual para todo el mundo, lo cual también es parte del enfoque holístico, ya que cada persona tiene su historia, su sensibilidad y su ritmo:
- Meditación y mindfulness.
Una de las técnicas más conocidas es la meditación. Dentro de ella, el enfoque del mindfulness o atención plena está muy popularizado, sobre todo en personas que sufren ansiedad generalizada.
Meditar no es dejar la mente en blanco sin más, como a veces se dice, sino observar lo que pasa dentro de ti sin juzgar, y eso, aunque suene simple, es un acto de valentía. Cuando te acostumbras a mirar tus pensamientos sin dejarte arrastrar por ellos, la ansiedad pierde fuerza.
Una práctica tan sencilla como sentarte cinco minutos al día y respirar de forma consciente puede transformar tu estado anímico, y además, lo importante no es hacerlo perfecto, sino empezar.
¡El cuerpo lo notará!
- Aromaterapia.
Como ya sabemos según múltiples estudios, el olfato está directamente conectado con el sistema límbico, en el cual se gestionan las emociones; esta es la razón por la que ciertos aceites esenciales tienen la capacidad de relajar el sistema nervioso en tan solo unos minutos.
La lavanda, por ejemplo, es uno de los aceites más usados para aliviar la ansiedad, pero también lo son el incienso, la bergamota, el sándalo o el nerolí, conocidos por sus propiedades calmantes. Puedes usarlos en difusores, en un baño caliente o incluso aplicarlos diluidos en las muñecas, y notarás el alivio casi al instante.
Gracias a la aromaterapia, podemos recordarle a nuestro cuerpo que está a salvo.
- Pilates.
Aunque muchas personas relacionen el pilates a una rutina física intensa, lo cierto es que esta práctica tiene una profundidad que va mucho más allá del ejercicio. En el caso de la ansiedad, el pilates puede ser una herramienta maravillosa para trabajar el cuerpo desde el control, la respiración y la conciencia corporal.
“Para disfrutar de un bienestar integral, se debe conectar el cuerpo con el espíritu y las emociones, y la mejor forma de lograrlo es a través del pilates”, argumentan los expertos de Dharma Studio. Para ello, se debe trabajar el centro del cuerpo (el “core”) para mejorar la postura y el equilibrio, ya que esto generará en nuestro interior una sensación de estabilidad interna ideal para combatir la ansiedad.
- Reiki, energía que fluye.
El Reiki es una terapia energética de origen japonés que trabaja la ansiedad y otros problemas mediante la imposición de manos. Para practicarlo no es necesario recurrir al contacto físico profundo, ya que solamente se debe canalizar la energía vital para desbloquear zonas del cuerpo donde se ha quedado estancada.
La ansiedad suele relacionarse con un exceso de energía en la mente y un “desarraigo” del cuerpo, y por ello, el Reiki es una terapia esencial que nos ayuda a volver a nuestro centro, a sentir que estamos sostenidos. De hecho, muchas personas que lo reciben por primera vez comentan que experimentan una paz profunda, incluso si al principio eran escépticas.
Lo más bonito del Reiki es que no necesitas “creer” en él para que funcione: tu cuerpo lo reconoce instantáneamente, lo que la convierte en una terapia holística bastante poderosa.
- Sonoterapia.
El sonido tiene una capacidad única para curarnos, puesto que a través de la música relajante podemos notar una calma absoluta; sin embargo, la cosa va mucho más allá. Existen frecuencias que directamente armonizan y regulan nuestro sistema nervioso, instrumentos como los cuencos tibetanos, los gongs o las campanas de viento que actúan directamente sobre la vibración de nuestro cuerpo. Todo ello se conoce como sonoterapia.
Una sesión de sonoterapia puede ayudarte a entrar en un estado de relajación profunda, incluso si tu mente está acelerada. Es como si el cuerpo pudiera recordar lo que significa sentirse seguro, solo con dejarse bañar por el sonido.
- Flores de Bach.
Las flores de Bach son esencias naturales elaboradas a partir de flores silvestres. Cada una corresponde a un estado emocional determinado, como el “rescue remedy”, que es una mezcla concreta para abordar momentos de pánico o angustia.
Esta terapia funciona de manera sutil pero poderosa. No tiene efectos secundarios, ni genera dependencia, y puede ayudarte a procesar emociones que están desbordadas. Algunas personas las combinan con psicoterapia, y otras las toman en periodos de transición emocional.
Sea como sea, lo importante con las flores es que la mezcla se adapte a la persona en cuestión, así que si no sabes bien qué elegir no dudes en preguntar a un experto para que te oriente.
- Yoga terapéutico.
El yoga se ha convertido en un clásico cuando se habla de bienestar, pero en el caso de la ansiedad, es especialmente práctico gracias a sus movimientos, los cuáles se realizan de forma consciente, con la respiración como guía.
Esta terapia trabaja sobre el sistema nervioso parasimpático (el que se encarga de calmarte calmarnos) a través de movimientos suaves, estiramientos profundos y respiración diafragmática, ya que todo está pensado para volver al cuerpo sin forzarlo.
Sin ir más lejos, una simple práctica de 15 minutos diarios puede reducir la sensación de ansiedad acumulada, así que, sin duda, es una terapia holística poderosa que además combina con la gimnasia.
- Acupuntura.
Desde la medicina tradicional china, la ansiedad se entiende como un desequilibrio energético, el cual puede ser tratado a través de la acupuntura.
Esta terapia trabaja sobre ciertos puntos del cuerpo que están conectados con los órganos y las emociones, y en casos de ansiedad, se suelen tratar el corazón, el hígado y el bazo, que en su simbolismo energético están relacionados con el miedo, la preocupación o la sobrecarga emocional.
Muchas personas sienten una gran relajación tras una sesión, e incluso hay quienes se duermen en plena consulta. Eso sí, al tratarse de una terapia que se realiza con agujas, lo importante es buscar a una persona titulada y con experiencia.
Estas terapias sanarán nuestra ansiedad, pero hay más.
Las terapias holísticas que hemos visto son una pequeña parte del camino, ya que pueden ayudarte a sanar, pero no desde la filosofía de “hacerlo sin más”, sino desde la de “escúchate más”.
La sanación de la ansiedad no termina en una de estas terapias, ya que debe pasa por revisar nuestras rutinas, por hablarnos con más cariño, por pedir ayuda cuando lo necesitamos y por dejarnos acompañar, ya que la mayoría de veces, lo que más nos alivia es simplemente saber que no estamos solos en lo que sentimos.
Hay días en los que el cuerpo necesita moverse, otros en los que solo quiere descansar, algunos en los que necesitas silencio y otros en los que necesitas hablar, y todo eso también es parte de sanar.
Por eso, más allá de las terapias que puedas probar, lo más importante es que vayas construyendo tu propio espacio de autocuidado, donde te sientas valiente y a salvo, porque la ansiedad no define quién eres: es solo una parte de tu historia, no su final.